¿Cuál es mejor: desodorante o antitranspirante?

El oler bien y estar limpio es imperante en todas las personas, es por eso que al mercado han salido una cantidad inimaginable de productos que ayudan a estar siempre aseados y pulcros en todo momento del día y de la noche.

Uno de los artículos que más se utilizan y que ayudan en la higiene personal es el desodorante y el antitranspirante, pero ¿cuál es la diferencia entre ambos? y, ¿cuándo se deben de usar?

Ambos productos ayudan a eliminar las bacterias que provocan el mal olor a la hora de sudar, pero su composición y efectos en el cuerpo son diferentes.

El desodorante es un producto de higiene personal cuya función principal es debilitar, tapar o eliminar el olor desagradable en las axilas; sus compuestos suelen ser sustancias bactericidas e inhibidoras de bacterias causantes de olores. Su efectividad depende de múltiples factores externos e internos.

Por este motivo, puede ser necesario repetir la aplicación dos veces al día; en ocasiones es común que este producto pueda llegar a causar manchas en la piel y/o  la ropa.

El antitranspirante es otro elemento de higiene personal, como su nombre indica, su función principal es prevenir la sudoración o transpiración. Este es un producto de larga duración y bloquea temporalmente las glándulas sudoríparas a través de sustancias como el aluminio o las sales de aluminio que se encuentra en su fórmula.

Entre su función reduce la secreción de sudor, inhibe el crecimiento de bacterias y evita los olores desagradables; a su vez, algunos estudios han demostrado que el uso inadecuado puede causar problemas de salud.

Para poder escoger el mejor producto a usar, se debe tener claro que el sudor es una secreción vital para el organismo que proviene de las glándulas sudoríparas y entre sus funciones se encuentran regular la temperatura corporal, contribuir en la formación del ph ácido y eliminar sustancias tóxicas que el cuerpo ya no necesita.

Muchas veces el mal olor se produce por hiperactividad de las glándulas que generan mayor secreción de lo normal, una limpieza inadecuada puede ser otro factor, la condición denominada hiperhidrosis genera más sudor del necesario para funciones termorreguladoras.

Otras patologías como la obesidad y diabetes pueden alterar el funcionamiento de las glándulas sudoríparas, o bien diferentes tipos de hongos  pueden afectar y generar mal olor.